Ya sabéis que esta semana nos despertamos con la noticia del fallecimiento del genio Ennio Morricone lo que ha sido para mí el revulsivo que necesitaba para volver a escribir después de la salida del confinamiento. Así que con esta mirada y este bonito vestido de mangas puffy, que parece como de película, he decidido hacerle mi particular homenaje en forma de post. Y es que los vestidos pradera y los de estética victoriana son lo más este verano. Vestidos largos, con mangas dramáticas abullonadas, fruncidas, drapeadas, con volantes y muy favorecedoras, que nos retrotraen a otra época y a otra estética .…

Como no podía ser de otro modo, la noticia de la marcha de Ennio Morricone me ha hecho volver a rememorar aquellos felices veranos de mi infancia, en el cine de verano de mi abuelo, La Monumental, en el que tantas veces vi películas con su inigualable música como La muerte tenía un precio, Por un puñado de dólares o El bueno, el feo y el malo, en donde con notas de flauta y arpa el maestro nos introducía en el ambiente de ese mítico western. Algo que ha hecho que su banda sonora sea una de las más populares y reconocibles de la historia del cine …
Su banda sonora para esa Trilogía del dólar es inconfundible. Silbidos, látigos o gritos se mezclan con los sonidos de las guitarras, las trompetas y hasta el arpa de boca para una innovadora composición que marcó el estilo musical de los para ya siempre conocidos como spaguetti western y enseñó al mundo el genio del compositor romano en composiciones también llenas de exquisita sensibilidad …
Pero Morricone además de sus trabajos en estas películas de la mano de su amigo de la infancia Sergio Leone, extendió su obra a multitud de géneros de composición que le han hecho llegar a ser uno de los más versátiles de la historia del cine y también de los más influyentes compositores del siglo XX. Compuso la banda sonora de más de quinientas películas y series de televisión y sus creaciones para Days of Heaven, La misión o Cinema Paradiso son catalogadas como auténticas obras maestras. La música de Cinema es inolvidable, nostálgica, íntima creada para rendir homenaje al séptimo arte. Difícil olvidar la imagen del joven Salvatore bajo la lluvia esperando a que Elena abra la ventana. O la del niño aprendiendo el arte de la cinematografía de manos de Alfredo. Sin la música de Morricone esas escenas no formarían parte del imaginario colectivo ...
Con El clan de los sicilianos Morricone demostró que era capaz de adaptar su música a cualquier género y realizó una de las composiciones más bellas para una película de robos, ligera e intensa a la vez, sin olvidar sus característicos silbidos …
Para la monumental obra de cuatro horas de Novecento sobre el proletariado italiano, dirigida por Bernardo Bertolucci, el cineasta se rindió al genio de su compatriota, del que dijo que había compuesto “uno de los himnos más bellos de la historia del cine”…
La película maldita de Terrence Malick, Days of Heaven, ha visto reconocido su valor cinematográfico con el paso del tiempo, pero su música fue considerada desde el principio como una de sus mejores partituras y fue el primer trabajo de Morricone nominado al Oscar…
Para Érase una vez en América compuso seguramente una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine. Un magistral ejercicio que creó estilos distintos para marcar las diferentes épocas en las que se desarrolla la historia. No dudo en utilizar piezas ajenas, como la conocida “Amapola”, para redondear una banda sonora que alcanzó cotas de belleza que se creyeron insuperables en aquel momento….. Y hubiera obtenido un Óscar, si no hubiese sido descalificada su banda sonora para ser nominada por un tecnicismo de la academia al no ver el nombre de su compositor incluido en los créditos finales ...
Con La Mision, Morricone obtuvo su consagración en una complejísima banda sonora que supo captar todos los matices de esa historia de religión, sacrificio y de abuso de poder. Épica en muchos momentos y delicadísima en piezas como “El oboe de Gabriel”, fue una nueva demostración de la adaptación del maestro a las necesidades de cada historia …
El dramatismo de la lucha contra la mafia por parte de agentes federales en el Chicago de la Ley Seca queda reflejado en Los intocables de Eliot Ness, en una música más clásica de lo habitual en las composiciones del italiano y que sirve de perfecto acompañamiento a la heroicidad de Ness y sus colegas…
Otras composiciones de carácter notable fueron películas como Malèna, Lolita, Ogro, Campos de Esperanza, Malditos Bastardos, Kill Bill, Átame, etc etc. También compuso la banda de sonido de la película sobre el Papa Juan Pablo II “Karol” el hombre que se hizo Papa y su segunda parte “Karol” el Papa …
Recibió múltiples premios, dos Grammy, tres Globos de Oro, cinco BAFTA, diez David de Donatello, once Nastro d’argento y el Premio de Música Polar en 2010, considerado este último como el Nobel de la música. En la edición de los Premios Óscar del 2006 recibió el Óscar honorífico «por sus magníficas y polifacéticas contribuciones en el arte de la música de cine» y en 2016 recibió el Óscar en la categoría de Mejor banda sonora original por la película The Hateful Eight, su colaboración con el enfant terrible Quentin Tarantino, después de haber sido nominado seis veces en esta categoría en ediciones anteriores. Con todo ello, no hay palabras para describir la sensibilidad artística, el sentido musical y la transmisión de emoción que proporciona su música …
Morricone siempre tuvo obsesión por la experimentación, la necesidad de investigar, de ser original, de no repetirse y caer en la rutina, alejándose siempre de la ortodoxia y la academia porque además, para lograr una producción tan grande, aparte de una dedicación exhaustiva se necesita un talento verdaderamente especial …
Nacido en Roma, Ennio Morricone comenzó a tocar la trompeta cuando era un niño y a los seis años ya había compuesto su primera obra. Estudió en la Academia Nacional de Santa Cecilia a la edad de nueve años, donde su padre, Mario Morricone, que era músico, lo inscribió. Cuando tenía doce años entró en el conservatorio, inscribiéndose en un programa de armonía de cuatro años, que acabó en seis meses, un verdadero prodigio …
Sin embargo, la familia de Morricone ha querido que su último adiós fuese íntimo, acorde con la discreción que le caracterizó en vida. En sus exequias celebradas en la capilla del hospital romano en el que falleció, donde participaron unas cuarenta personas, entre familiares y amigos, un amigo pronunció la “Oración de los Artistas”:
”¡Oh Señor de la belleza! Somos pintores, escultores, músicos, actores, bailadores, poetas, somos tus pequeños que aman vivir sobre las alas de la poesía para estarte cerca y ayudar a nuestros hermanos a mirar al alto a tu cielo y más profundamente, a tu corazón. Te pedimos por nosotros, por todos los artistas, haz que podamos ayudar a los hombres a descubrir algo de ti a través de nuestro arte”…
Por supuesto, su música tampoco podía faltar y durante la comunión un organista entonó la banda sonora de La Misión, sin duda, una de las más inolvidables …
El maestro, siempre discreto en vida, había estipulado por escrito también antes de morir: “Solo hay una razón que me anima a despedirme de todos así: no quiero molestar”, instó en su ya célebre carta de despedida en la que también daba la noticia de su muerte: “Yo, Ennio Morricone, he muerto”…
Con la marcha de Ennio Morricone no sólo se ha ido toda una época de sensibilidad artística en el cine donde la conjunción de su música con las escenas era un baile armonioso insuperable, sino que también se va una parte de nuestra alma, aquella más en contacto con el amor, la verdadera belleza, la compasión y la fé, aunque todavía nos quede, per sempre, el consuelo de su música eterna, embriagadora e indescriptible …
““La música de una película tiene que ser aquello que no se dice, ni se ve”
E.Morricone
Este post lo dedico especialmente a la memoria de mi tio y mi abuelo maternos gracias a los cuales aprendí la grandeza del cine y su música. También a todos mis hermanos que aman tanto el cine como yo, con los cuales he compartido momentos inolvidables en ese cine de nuestra infancia e indeleble en nuestra memoria. Y especialmente, como no, a mi hermano Ricardo, con el que comparto siempre una buena película y la emoción de esos recuerdos porque tiene, como todos ellos (gracias o precisamente a esa niñez y a mis padres), un alma sensible, exquisita e insuperable.
Gracias por seguir y comentar mi blog
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